Capitulo 2

Malditos ojos verdes~

-Eiren, hijo. Ya me voy, recuerda limpiar todo.
-Sí, mama! Dale recuerdos a tía Maggie.
Una vez que mi madre se ha ido me pongo a prepararlo todo y me voy a la ducha. El agua caliente se lleva toda la tensión de mi cuerpo. No puedo dejar de pensar en el chico nuevo. Qué demonios quería decir con lo de pronto? Maldito él y sus ojos verdes! Espera… que me importa de qué color sean sus ojos. Tengo que salir para arreglarme.
Me pongo unos vaqueros oscuros ajustados y una camisa azul celeste. Me revuelvo un poco el pelo y estoy listo. Escucho el timbre y bajo las escaleras.

-Eri! –me dice Nana abrazándome.
Cuando me sonríe sus ojos verdes resplandecen… excepto por que sus ojos son color caramelo! Pero qué me pasa.
-Cariño, estas bien?
-Sí. Pasa –le digo dándole un beso.
-Celine llegara pronto con Tomas.
-Vale.
-Seguro que estas bien? Ni siquiera me has dicho como me queda el vestido.
-Lo siento, estas preciosa –le digo con una sonrisa.
Qué clase de novio soy que ni me he fijado en ella. Nana viste un vestido blanco con unos tacones negros. Esta perfecta con su pelo recogido en un moño desaliñado.
Nos sentamos en el sofá y nos ponemos a hablar del verano. Al cabo de una media hora escucho el timbre y voy a abrir. Celine lleva un vestido rosa, de verdad que es una ninfa. Tomas me da un apretón en el hombro riéndose.
-Sé que mi chica es hermosa pero tienes a tu novia al lado, chico.
Me giro y veo como Nana me mira algo mosqueada, me rio y le beso.
-Amor, ya sabes que Celine es mi pequeña ninfa. Pero solo estas tú en mi cabeza.
O eso creo… Hoy no ha sido la única que ha estado en mi mente.
Poco a poco empezó a llegar la gente. A las 10 ya estaba la casa a reventar. Yo estaba bailando con Celine un rato, ya que había estado bailando con Nana un buen rato. Ahora ella bailaba con Tomas. Yo aún estaba un poco distraído pero me lo estaba pasando bien.
-Oye, grandullón. Que te ronda por tu cabecita?
Celine me ha llamado grandullón des de que teníamos 6 años. Ella ha sido mi amiga des de que nacimos, nuestras madre se conocen incluso antes de que naciéramos. Ella siempre ha sido como mi pequeña hermana. Me conoce lo suficiente como para saber cuándo me pasa algo.  
 -Como me conoces, pequeña.
-Por supuesto. Ahora vacía la cocorota y explica.
-Recuerdas al chico ese? Eisen?
-El chico nuevo? Sí.
-Hoy me ha dicho algo que no entendí, eso me molesta un poco.
-Te ha hablado? –me pregunto confundida –Él no ha hablado con nadie des de que llego.  
-Bueno, no importa. Voy a subir un momento, ahora vuelvo.
Avise a Nana y subí a mi habitación. Necesitaba alejarme un poco de la fiesta. Nunca subía nadie a mi habitación. Saben que es un lugar al que no les dejo entrar por mucha fiesta que haya. Ni siquiera mi novia ha entrado, es algo así como mi santuario. Es un lugar en el que solo puedo estar yo y en el que no entran los problemas. Cierro la puerta y me estiro en la cama.
De verdad que ese chico no ha hablado con  nadie des de que llegó? Pero entonces porque me habla a mí? Tengo que dejar de pensar en estas cosas. Hay una fiesta en mi casa, maldita sea! Que hago en mi habitación?
Cuando abro la puerta me quedo paralizado. Unos ojos verdes me miran con interés. Por qué tiene que estar el aquí?
-Puedo pasar? –me dice. Su voz me provoca un escalofrío.
-Qu-que haces aquí? –Por qué tartamudeo? Este chico me exaspera.
Eisen no me responde y entra cerrando la puerta detrás suyo.
-Sueles entrar en cuartos ajenos así como así!?
Por extraño que parezca, no se sentía mal que él estuviera aquí. Al contrario, tenía una extraña sensación como si no fuera la primera vez que estaba en mi habitación.
-No, pero este es tu cuarto –me dice con total naturalidad.
Le miro cabreado. Él, al verme, me da una pequeña sonrisa.
-Sigues siendo el  mismo testarudo, verdad?
-No hables como si me conocieras.
Eisen tiene una mirada triste.
-En realidad si te conozco. Bueno, te conocía de pequeño. Soy algo así como tu hermano.
-Oh, vamos! Ni siquiera nos parecemos.
-No he dicho que sea tu hermano sanguíneo –me dice riendo.
 Es la primera vez que oigo su risa y no puedo evitar sonreír al oírla.
-Sabes Eiren? Te he hechado de menos.
Antes de darme cuenta lo tengo delante. Me atrae con una mano en mi nuca y coloca su frente en la mía.
-Lo siento, te prometí protegerte y no pude cumplir mi promesa –me susurra. Su aliento rozando mis labios.
Se aparta de mí y yo suelto el aire que estaba conteniendo.
-Pero esta vez si la voy a cumplir. Me tengo que ir unos días, hasta que vuelva ves con cuidado. Te veo pronto –me dice antes de salir por la puerta. Yo solo puedo tumbarme en la cama y cerrar los ojos.

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