Mareos y deseo~
No había podido llegar a cerrar la puerta por lo que Noren pudo entrar, se sentó a mi lado y me cogió en brazos. Me llevo a mi habitación y me sentó en la cama. El se sentó a mi lado preocupado, pero yo ahora me sentía mucho mejor.
-¿Estás bien? –Se le cortó la voz de preocupación y no se le entendía muy bien.
-Estoy bien, solo me eh mareado un poco.
Me abrazó con fuerza y como siempre pasaba se relajo un poco. Una tranquilidad se apodero de mi cuerpo.
-Creí que te habías marchado –dije, mi voz amortiguada en su pecho.
-Estaba a punto pero oí un golpe en el suelo y me preocupé, luego te encontré en el suelo y no pude pensar más.
-Lo siento
-¿Tu? ¿Por qué? No has hecho nada malo, Lils. En todo caso el culpable soy yo.
Me miró con el rostro lleno de culpabilidad, pero él no había hecho nada. Coloqué mi mano en su mejilla y su cara se suavizó de nuevo, me acerqué poco a poco, mis labios quedaron a centímetros de los suyos y me quede ahí. Al final fue él quien cerró la distancia, sus labios rozaron los míos, ese rocé fue suficiente para que perdiera el control y profundice el beso. Noté su lengua explorando mi boca con delicadeza y me agarre a su cabello azabache, era suave al tacto. Noren me cogió de la cintura y me tumbo en la cama, noté su cuerpo aplastarme lo suficiente para no hacerme daño.
Mis manos exploraron su pecho con insistencia, supo lo que quería así que se quito la camiseta y admire su pecho, la primera vez que lo vi parecía fuerte pero delgado, pero ese pecho me dijo lo fuerte que estaba en realidad, era un pecho duro y bien formado. Sus manos se metieron por debajo de la camiseta pero solo me tocó el estomago, asustado por si me apartaba. No sabía lo que estaba haciendo pero no quería parar. Yo era virgen pero en este momento no me importaba dejar de serlo. Desabroche sus pantalones y el acabo el beso, me miro a los ojos. Me perdí en ellos. Yo sabía que me estaba preguntando silenciosamente si estaba segura pero a mí no me importaba.
Comencé a abrirle más los pantalones cuando oí la puerta de casa. Estaba tan absorta que no me di cuenta pero el sí, se aparto y se abrocho los pantalones. Ambos respirábamos con dificultad, me dio un beso suave y se preparo para marcharse pero le cogí de la muñeca, sabía que si se marchaba volvería esa horrible sensación y ahora no estaba preparada para ella. Me miró y le supliqué con los ojos, al final asintió y bajamos a cenar, no me había dado cuenta que habían pasado horas desde que habíamos llegado.
Cenamos, mama y papa estuvieron muy amables y le preguntaron por sus padres. Creo que mis padres estaban un poco extrañados de que llevara a dos chicos en tan poco tiempo pero yo no tenía tiempo para pensar en ello. Mis padres se fueron a dormir, Noren se marcho pero me prometió que en veinte minutos volvería. Volví a sentir esa sensación de cansancio, pero lo asocié mas a todo lo que había pasado hoy. Me senté en el suelo y estaba justo ahí cuando Noren llego a mi casa. Subimos a mi cuarto sin despertar a mis padres.
-Debería cambiarme, solo será un momento –se giró y esta vez decidí ponerme un pijama rosa. Camiseta de tirantes y pantalones corto –Ya
-Te queda bien –dijo con una sonrisa torcida.
-¿Te irás después de que me haya dormido?
-Sí, tranquila.
-Ponte cómodo y túmbate a mi lado –dije tumbándome en la cama. Él se quito los zapatos y la camiseta, esperé que se quitara los pantalones y quedara en bóxers, no para nada sexual sino por propia comodidad, pero no lo hizo.
-No estarías mejor sin pantalones? Hace calor.
-Oh, sí, claro –dijo sacándoselos –No sabía si sería adecuado –Un rubor se extendió por sus mejillas y mi corazón latió más rápido. Se tumbo a mi lado y me abracé a él, mientras tanto él se dedicaba a acariciarme el pelo. Sentía que ahora mismo podría enfrentarme a cualquier cosa, me dormí feliz y en paz.
Cuando desperté estaba sola en mi cama, debí haberme dormido tarde porque estaba bastante cansada. Me vestí con el uniforme y me recogí el cabello en una cola de caballo, me repase el maquillaje y baje a desayunar. Mama estaba sola en la mesa.
-Donde esta papa?
-Se tuvo que marchar temprano.
Desayunamos sin prisas y contándonos nuestra semana, me pregunto por Noren y le dije que era solo un amigo. En ese momento sonó el timbre.
-Yo abro –dijo mama
Jace se había adelantado hoy, pero yo sabía que no era él.
-Lily, es…
-Noren –terminé, sabía que era él, mama debió pensar que había quedado con él. Cuando lo vi, todos los sucesos de ayer llegaron a mi mente. Me sentí estúpida, ¿Cómo se me había ocurrido pedirle que durmiera conmigo? No lo conocía tanto, ayer sabía que lo necesitaba pero ahora me sentía avergonzada. Un rubor subió por mi cuello cuando miré sus ojos, en los mismos que me perdí la noche anterior. Tenía esa sonrisa creída que conocía, pero esos ojos brillaban tanto…
-Hola, Jace está enfermo y me mandó a mí en su lugar. ¿Estás lista?
-Si, cojo la mochila y nos vamos –cogí mi maleta y le di un beso en la mejilla a mi madre –Hasta la tarde, mama.
Salimos y subimos al coche, el silencio se estableció y en ese momento no lo soportaba, tenía que pedirle disculpas por ayer.
-Lo siento, por cómo me comporte ayer…
-No te preocupes… -comenzó a decir
-No. Déjame hablar antes de que me de demasiada vergüenza. Yo normalmente no me comporto así, no sé que me ocurrió, últimamente me estoy encontrando muy mal y no quería estar sola, pero…
-¿Te encuentras mal? –me interrumpió
-Sí, es por eso que me caí ayer.
-¿Has ido al médico?
-No, no hace falta, solo es cansancio.
-Me sentiría mejor si fueras, ¿puedo acompañarte esta tarde al médico?
-Bueno si así te sientes mejor, pero no será nada.
Llegamos temprano a la escuela, Ethan seguía sin aparecer y eso era extraño. Las clases pasaron rápida aunque extrañe a mi mejor amigo. Tuve entrenamiento con las animadoras y esta vez fue Noren quien estaba en las gradas. Cuando acabo el colegio fuimos al médico.
Noren quiso entrar conmigo en la consulta mientras me hacían un par de pruebas. El doctor dijo que estaba muy bien, en realidad, estaba tan llena de energía que me pregunto si tomaba drogas, se que era algo serio pero no pude evitar comenzar a reír, yo soy demasiado sana!
En el viaje de vuelta Noren se veía más relajado, por lo menos dejo el tema de mi caída.
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